El cáncer se desarrolla y multiplica a través de células sanas que son esenciales para la salud del organismo. Las células sanas proporcionan un proceso de renovación al dividirse. Esta característica, que no está presente en todas las células, se realiza con un sistema y un orden determinados. Las células sanas saben cuándo y cuánto se van a multiplicar y completan el proceso de acuerdo con este orden. La proliferación de las células es muy importante para la renovación de las células muertas y la reparación de los tejidos dañados. Mientras que la tasa de proliferación de las células es mejor en los primeros años de vida, esta tasa disminuye en épocas posteriores, es decir, cuando se convierten en adultas y, como consecuencia, mueren. El proceso de división celular en un orden y programa determinados se denomina apoptosis. La enfermedad que se produce como resultado de la proliferación descontrolada y la propagación de células fuera de este orden específico se denomina cáncer. Las células cancerosas que pierden su control proliferan continuamente y dañan tejidos y órganos formando tumores en el proceso progresivo. Los electrones que contienen la información genética de los organismos que existen en el núcleo al producirse en el centro de las células están formados por cadenas de ADN. El ADN es el responsable de controlar las funciones que realiza la célula. Las células cancerosas se forman como resultado de daños en las hebras de ADN.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer?
Dado que existen más de 100 tipos de cáncer, los síntomas de cada uno de ellos pueden variar de forma única. Hay que tener en cuenta que los síntomas experimentados pueden no pertenecer sólo al cáncer y deben ser revisados por un médico especialista incluso ante la más mínima situación sospechosa. Pero algunos síntomas comunes son
- La persona está más cansada de lo normal en la vida diaria,
- Hinchazón, dolor sentido o notado en la parte inferior de la piel.
- Aumento o pérdida de peso a un ritmo más rápido de lo normal.
- Coloración amarillenta, palidez, oscurecimiento o enrojecimiento de la piel.
- Heridas que cicatrizan mucho más tarde de lo normal, diferencia en los lunares existentes.
- Diferencias y problemas en los intestinos y la vejiga.
- Tos continua.
- Dificultad para tragar.
- Ronquera de la voz.
- Dolores musculares continuos e inexplicables.